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sábado, 15 de diciembre de 2012

Dean Smith, el maestro de Dios



“Esta noche Dios se ha disfrazado de jugador de baloncesto”. Esas fueron las palabras del gran Larry Bird tras enfrentarse a Jordan en un partido de playoffs y ver cómo tras dos prórrogas anotaba 63 puntos. Lo que quizá no recuerde tanta gente es que el de Brooklyn se fue con un rebote enorme del Garden, pues su equipo pese a su heroicidad había palmado. Pero ésta no es la historia del mejor humano que haya pisado una cancha de baloncesto, sino la del centro educativo donde se formó, la Universidad de Carolina del Norte, y la de su maestro, educador y entrenador, Dean Smith.

Pongamos en boca de Michael la trascendencia del técnico “Si hay una persona realmente culpable de lo que me ha pasado ese es el Coach Smith. El formó al jugador y al hombre que soy. Todo cuánto me ha ocurrido dentro y fuera de la cancha tiene que ver con Dean Smith de una manera u otra”, “Para mí es como un padre. Él me enseñó a amar el baloncesto”, “Todos comentaban que me retenía excesivamente, bromeaban diciendo que era el único que podía mantenerme por debajo de veinte puntos, pero él me enseñó el juego; la importancia de lo básico y cómo aplicarlo a mi capacidad individual e hizo de mi un jugador completo. Cuando llegué a la NBA contaba con los cimientos que me permitían trabajar y construir. Sabía cómo aprovechar lo aprendido”. Siempre se dirigía a él de usted y al abandonar tras el tercer año la universidad se comprometió con el Coach a regresar al final de su primera temporada en los Bulls para licenciarse en Geografía. En Carolina, Jordan sólo era Michael y cada verano retornaba a su Campus para jugar pachangas con sus amigos. Como casi todos eran estrellas profesionales las gradas se poblaban de un público que disfrutaba de auténticos partidos de All Star en las que a nadie le gustaba perder. Dean Smith podría presumir de muchos records, victorias o hazañas, pero seguramente del que se siente más orgulloso es el que establece que el 96% de los jugadores que pasaron por sus manos se graduaron en alguna carrera universitaria.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Los Globetrotters vienen de ... Canarias



Se viene a pensar que los Globetrotters vienen de Estados Unidos, son altos y negros. Nada, no se lo crean, no es cierto. Se mueven en guagua. Son blancos, delgados, hablan de usted, brotaron en las Islas Afortunadas y son dos, uno canarión y otro chicharrero. Uno  es del “Cuéntame”, vivió la época Yeyé y la Movida, el otro deslumbra en el siglo XXI, en la era de las redes sociales. Simpáticos, extrovertidos, de sonrisa permanente.  Jugones, la delicia de la grada, la taquicardia de los entrenadores.  Equilibristas en el alambre. Prestidigitadores de ensueño. Magos de alta escuela. Capaces de no dar una a derechas y despertar un signo de admiración con un pase que vale la entrada. Son dos genios. Esta es la historia de Carmelo Cabrera y Sergio “el Chacho” Rodríguez.

Si se quiere esta película tiene dos versiones, la original, Chicago años 20, interpretada por un grupo de negros que en sus inicios amenizaban los descansos de una conocida sala de baile, y la doblada al castellano por dos actores de primerísima línea, dos magos de la escena, que ha llegado hasta la actualidad.