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martes, 10 de junio de 2014

El caballero Mirza Delibasic



En ocasiones no hace falta ser el que más puntos mete o el que más rebotes atrapa para marcar diferencias, ni siquiera ser nominado mejor jugador para permanecer durante años en el imaginario de la gente. Muchos extranjeros han vestido la casaca blanca del Real Madrid (Petrovic y Sabonis fueron en mi opinión los más estelares), pero ninguno (no consideremos a Brabender y a Luyk que son tan nuestros como la siesta o el aperitivo) dejó la impronta y el recuerdo de un enjuto jugador bosnio de principios de los 80. En sólo dos años se ganó el corazón y el reconocimiento de un vestuario de alcurnia y la más profunda admiración de un público abducido por un tiro de postal y unos pases oníricos.

Lunes de Semana Santa de 2014. Aprovecho la mañana y me acerco a la Biblioteca deL ESPACIO 2014 FEB para preparar nuevos relatos. Entra una persona conocida, charla un rato con Carlos, me saluda y me pregunta cortésmente qué estoy haciendo. Se lo explico, me alegra que conozca el blog y me dice que muy bien, que a seguir y se marcha. Al rato regresa requiriendo a Carlos que ha salido, así que me suelta:

- ¿En qué estás ahora?
- Con varios temas a la vez, pero estoy recabando información para hacer uno de un amigo tuyo que me apetece mucho - respondo con timidez. 
- ¿Amigo mío? - prosigue picado por la curiosidad. 
- Sí, Mirza Delibasic.

Abre los ojos como platos, resopla y deposita su enorme humanidad en una silla que se acerca.

- ¡Uff! La polla, la polla. Mirza era la polla, vocifera emocionado. Fue un antes y un después. He jugado con muchos, pero sólo pongo a Sabonis a su nivel. Y como tío era extraordinario

Ya pierdo la vergüenza y le pido al baloncestista español más grande que ha jugado en el Madrid (y hasta ahí puedo leer) que me cuente alguna cosa del monstruo. ¿Alguna? No paró, enlazaba anécdotas entre divertido y nostálgico. A la hora, ya me dijo:

- Macho, me voy que te estoy interrumpiendo y no te dejo que sigas con lo tuyo


Me despedí agradecido por la charla. Dimos vueltas alrededor del baloncesto de antes y el actual y, sin arreglar el mundo, pasamos un rato cojonudo. 

Me doy un capricho y rescato la historia de uno de mis ídolos (y el de muchos) de adolescencia, la de uno de los jugadores más distinguidos que haya dado nunca el continente europeo. ¿Se puede ser el más añorado habiendo ganado únicamente una Liga y un Mundial de Clubs en un equipo del bagaje del Madrid? Sí. Si te llamas Mirza Delibasic.