Todo el mundo tiene alguna historia interesante que contar, pero en el caso de Julio una se distingue sobre las demás: organizó en su pueblo el All Star ACB del año 1985. El evento traía premio, el primer concurso de mates celebrado en suelo europeo. De ahí saldría un nuevo superhéroe con capa que en adelante acompañaría a la chavalería en sus carpetas de camino al instituto. David Russell, el ídolo de La Demencia, sembró fantasías voladoras y recogió cariño y admiración por todas las canchas de la geografía.
La efemérides fue ofrecida, exportada y publicitada en directo por la única televisión de la época, TVE, en su primera cadena. El monocultivo mediático disparó la audiencia (ahora share) de la gesta (hoy, impensable, sería viral, trending topic o como convengamos denominarlo). Lo cierto, es que a la mañana siguiente, última del año, a los críos se les transparentaban los sueños y machacaban los envoltorios de los bocadillos en las papeleras de los parques, los camareros smachaban las propinas sobre los botes copados de calderilla de las barras y cualquier paisano supo que un hombre podía levitar, saltar a otro, aunque fuese un niño, en su viaje a la canasta.
Hubo un antes y un después tras aquella maravilla para una generación de adolescentes. Así que conviene ascender al desván, revolver la hemeroteca y pararnos a rememorar aquel regalo de Navidad que llegó entre Papá Noel y los Reyes.