martes, 25 de febrero de 2020

Los Sagi-Vela, una saga de Baloncesto







SAGI-VELA. Es pronunciar el apellido y asociar y separar las sílabas: BA LON CES TO. Te imaginas un aro del que cuelgan unas redes desvencijadas, te llega el sonido lejano de un balón botando, huele a linimiento, a sudor, sientes el relente de la Nevera o el Magariños y haces hambre para el aperitivo en la mañana del domingo cerca del Palacio de los Deportes. Cinco Sentidos (como mi restaurante de referencia en “el Foro”) te conducen a una canasta.
Nos trasladaremos al Madrid guapo, en pleno Viso. Partiremos en el histórico colegio Maravillas, rodearemos la “Plaza de los Delfines” (en realidad es la de la República Argentina, pero no la conocen por tal ni los taxistas) y nos abrigaremos para entrar en territorio estudiantil, allá donde “residieron” las musas de Lorca o Dalí. Andando el tiempo, rescataremos un deporte amateur de otra época, de cemento, intemperie y tableros de madera. Abriremos el frigorífico de La Nevera y pisaremos alguna tabla hueca del Magariños. Sí, hoy España es nuevamente Campeona del Mundo y han pasado algunos años desde que el alquimista Pepu Hernández pronunciara las sílabas mágicas. El doble milagro exhorta a los brillantísimos protagonistas actuales, pero al deslumbrante edificio le cimentaron sus primeras piedras, hace más de medio siglo, animosos jugadores de talento que tenían y veían en su deporte más una maravillosa diversión que una profesión.
Para los que ya peinamos canas sólo contextualizamos el rimbombante apellido alrededor de unos aros y una pelota. La estirpe tiene su historia y habrá que contarla.