Para bien o para mal es de los que no deja indiferente. Siempre le han señalado con el dedo. Ha acaparado focos, portadas, las críticas más virulentas y los elogios más exagerados. Su accidentada vida personal, su baloncesto retador, su verborrea arrogante, su enfrentamiento con los poderes establecidos, su modo de vestir, sus tatuajes, sus compañías, sus leyendas urbanas. Allen Iverson es La Respuesta, The Answer, como le apodan en Estados Unidos, donde siempre ha figurado en la lista de sospechosos habituales. Para unos un chulo, un matón, para otros un enorme jugador de baloncesto.