Éste es el título de la divertidísima película que en 1968
popularizaron dos genios de la comedia y el humor, Jack Lemmon y Walter Mattau.
La idea original es del hilarante Mel Brooks y recoge sus experiencias al
compartir piso con un amigo tras su primer divorcio. La difícil convivencia pasó
primero por el teatro de la mano de Neil Simon para luego convertirse en película
de referencia obligada, dirigida por Gene Saks y brillantemente protagonizada
por el singular dúo.
Estos días ha levantado el telón la nueva temporada de la
NBA. En España el regalo es de pago y viene cuidadosamente envuelto por Canal
+. Su formato es ameno, atractivo y atrevido. Han lanzado incluso un lema de lo
más original que invita a su seguimiento a pesar de los horarios “Dormir es de
cobardes”. Su joven equipo de comentaristas y narradores transmiten ilusión, vastos
conocimientos y diversión. La cadena del Grupo Prisa encontró un filón en los noventa al juntar a dos periodistas tan dispares como el inclasificable Andrés Montes y el genuino Antoni Daimiel.
De orígenes, generaciones y caracteres absolutamente diferentes, nada hacía presagiar que el producto saliera tan redondo, pero desde el principio las excentricidades de Andrés casaron a la perfección con los profundos y atinados comentarios de Antoni. Se han cumplido tres años del aniversario del fallecimiento de Montes y me ha parecido justo recordar a dos monstruos de la comunicación desde el exceso o la contención de cada uno.
De orígenes, generaciones y caracteres absolutamente diferentes, nada hacía presagiar que el producto saliera tan redondo, pero desde el principio las excentricidades de Andrés casaron a la perfección con los profundos y atinados comentarios de Antoni. Se han cumplido tres años del aniversario del fallecimiento de Montes y me ha parecido justo recordar a dos monstruos de la comunicación desde el exceso o la contención de cada uno.