“March Madness”, La locura de Marzo. El tiempo en el baloncesto colegial arrincona por unos días al universo profesional. Emoción, riadas de emoción. Drama, lágrimas a borbotones. Las esperanzas de miles de seguidores, de 64 colleges que ansían el cetro universitario. Espacio para la épica, para la gloria. Hasta Obama cruza todos los años su particular porra ganadora.
¿Se puede en poco más de un mes pasar por encima de Jordan, Sampson y Olajuwon hasta la victoria final? Se puede. ¿Se puede ser acusado de prácticas ilegales y suspendido para el torneo NCAA? Se puede. ¿Se puede conmover a toda una nación con un discurso lleno de esperanza a escasos dos meses de la muerte? Se puede. Todo ello lo consiguieron un genio parlanchín y sus chicos de North Carolina State y merece ser recordado. “No te rindas, no rendirse jamás”, evocaba Jim Valvano a todo el que le quisiera escuchar. Su aventura cobró rango de epopeya y Sports Illustrated la clasificó como el momento más glorioso del baloncesto universitario del siglo XX.
Ni el más optimista de los hinchas Wolfpack podría llegar a presagiar aquel 27 de marzo de 1980, en que se anunció la contratación de aquel locuaz y semidesconocido personaje que atendía al nombre de Jim Valvano como entrenador jefe de baloncesto de la Universidad de North Carolina State, que el destino de sus vidas iba a cambiar para siempre. Ni el curriculum vitae del charlatán de origen italiano invitaba al optimismo, ni en el plantel de jugadores se vislumbraba alguna futura estrella, ni el bagaje del centro era el más esplendoroso, pero…