Es la segunda ocasión que mis textos se alejan del mundo del baloncesto.
En el pasado referí mis vivencias en la San Silvestre Vallecana y, de paso, buceé
en la historia de la maravillosa de la carrera que, con suerte, este año volveré
a correr.
Con un fin de semana largo de por medio, el cuerpo me pedía acercarme en
una nota de una cuartilla a una circunstancia que no ha pasado desapercibida
para nadie, por mucho que su protagonista no lo buscara.
En los tiempos del YO, de la notoriedad, del postureo, de la apariencia,
viene un deportista de élite y ante una catástrofe que le tocaba de cerca,
abandona sus quehaceres, se calza unas botas de lluvia, agarra una escoba para
achicar agua y barro y abre las puertas de su casa. Ese es RAFA NADAL.
Precioso y Real relato!!! Enhorabuena!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario que no había visto y que no había respondido. Un grande Rafa!
EliminarQué grande!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario que no había visto y que no había respondido. Mil gracias de verdad. Sí, muy grande Rafa!
ResponderEliminar