Hace ya unos cuantos años, a mediados de los ochenta, el
concejal o responsable de deportes de uno de los ayuntamientos de la sierra
madrileña que tenía un conocido en el Real Madrid, se emperró en que los
juveniles fueran a jugar un partido a la localidad. Una vez cuadradas las
agendas, y para facilitar el desplazamiento, propuso al club recoger a los
chicos y entrenadores en el Santiago Bernabeu. El día acordado, un sábado por
la mañana, se presentó con un autobús acompañado de otros tres miembros del consistorio.
Los chavales fueron subiendo al autocar y los cuatro se sorprendieron de la
altura y fuerza de los mismos. Como el viaje iba a durar alrededor de una hora
y el interior del vehículo era muy cómodo, decidieron echar una partidita de mus.
En la segunda mano, uno de ellos, después de cortar, lanzó el siguiente
comentario:
-
¡Qué altos son!
-
Normal, tú. Qué quieres, son del Madrid, y a
éstos los han alimentado mejor que a nosotros- sentenció el cabecilla. Y ahí
quedó la cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario