El protagonista de hoy es toda una referencia de nuestro universo baloncestístico pero, como argüía Javier Limón sobre los Beatles en su maravilloso programa musical “Un lugar llamado mundo”, no por el tiempo transcurrido sino por el que todavía le queda y por el poso dejado que trasciende generaciones.
En la actualidad, contagia alegría el Madrid de Pablo Laso al amparo de un modelo tradicional: defensa, contragolpe y sencillez en ataque. El patrón, tan académico como romántico, lo creo heredero del estilo que hace décadas preconizó Ignacio Pinedo. No garantiza títulos (ninguna patente los certifica), pero sí llena las canchas, enamora a los aficionados y atrae a los indecisos. Hoy abordo la figura de Pinedo, que junto a Eduardo Kucharski, Pedro Ferrándiz y Antonio Díaz Miguel marcaron, entre otros muchos, el devenir del deporte de la canasta en sus primeros 50 años de existencia en España. No fue un revolucionario en cuestiones tácticas, no ideó ningún sistema ciertamente novedoso. Su éxito se cimentó en el conocimiento y motivación de los jugadores, en la hábil gestión de grupos y en su formidable dirección de equipos. Vamos lo que ahora viene a ser el tan traído “coaching”. Pinedo nunca estuvo tan de moda como en los tiempos modernos, que diría Chaplin. Siempre fue un adelantado.
Recuerdo el partido contra Clear Cantú, allí estaba yo. Se perdió de uno. Ese día la droga dura no funcionó... pero creo que la gente recuerda a Pinedo mucho más que el resultado de aquel partido.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Juanpa
Impagables comidas como vecino, imborrables recuerdos y sabios consejos. Ignacio siempre en mi corazón.
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