Me da casi igual la plaza que finalmente ocupéis o el metal que agarréis
porque a mí y a otros tantos y tantos nos tenéis esposado a la pantalla todos
los años por estas fechas. Me vale con vuestro compromiso eterno y vuestras
ganas contagiosas.
Durante meses tenemos delito. Lo asumo, os pido perdón, pero me han
soplado que como sois buena gente me sabréis perdonar. Sí, porque repartidas
por los mejores equipos de la geografía europea, apenas os hacemos caso. Con el
calor, concluye la diáspora y os reunís para que no podamos quitar los ojos del
televisor.