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sábado, 12 de febrero de 2022

Vuelve la Copa

 



A unos días del inicio de la Copa, aquí andamos cautelosos palpándonos las carnes entre vocablos pandémicos… mascarillas, test, certificados, brotes, que esperemos dejen paso a las canastas, asistencias o mates. Nada puede hacernos más feliz a los buenos aficionados al baloncesto que el retorno con público de su competición más luminosa y celebrada.

La Reconquista de los fieles no podía hallar mejor marco que la bella Granada. La mora y la cristiana, la paya y la gitana. La del Albaicín, el Sacromonte, los Palacios Nazaríes y la Alhambra. La ciudad sin estaciones, da igual cuando la visites, siempre luce espléndida. Allá que vamos.

martes, 16 de febrero de 2021

La Copa vista desde casa

 




Daba grima ver la imagen aérea del Wizink Center como si se tratara de un paisaje lunar, sin colonizar. Arrancaba el torneo más mágico de Europa (igual me estoy quedando corto), sin su colorido y caluroso público.

 

lunes, 18 de febrero de 2019

Mi decálogo de lo que fue la Copa del Rey 2019


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Sin pretender llevar razón ni mucho menos meterme en charcos ni tampoco hacer leña del árbol caído, ahí van los pensamientos que me ha dejado esta edición copera.

1.  

martes, 12 de febrero de 2019

Esta Copa del Rey la ganará...



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El que le levante el trofeo el domingo a las 21,30… ¡Qué listo el vidente!
Bueno, prometo que al final del relato me mojaré y desvelaré mi pronóstico para equivocarme, casi seguro, claro.


jueves, 28 de agosto de 2014

Joan Creus y el milagro de Manresa


Concluyó el curso en junio con la final entre los grandes y se repartieron las notas. Al Madrid se le hizo bola la temporada. Hasta marzo, paseó su juego atractivo y desenfadado por Europa y colmó de “highlights” a sus seguidores. Aparecieron las lesiones y desde arriba se racaneó: no puso ni tiritas con interinos y los jugadores de peso llegaron con el depósito justo al desenlace de la obra. Del varapalo macabeo en Milán no llegó a restablecerse. El Barsa en cambio, tras la bofetada continental, tomó cierto aire y distancia. Marcelhino salvó el culo a Pascual (dando la razón a los que consideran las rotaciones un cuento chino) en Valencia y Navarro (qué crack, Juan Carlos devolvió la pala a los que ya le estaban enterrando) y Tomic (el mayor talento interior que pulula por Europa) tiraron de galones. El Barsa demostró y se demostró que podía con los blancos en una batalla de igual a igual, aparcando el sopor que, en ocasiones, prensa y afición le echaban en cara. A su solidez defensiva y fortaleza en la pintura añadió alegría, desparpajo y un excelso acierto exterior. El “matraco” Margall siempre ha considerado que el secreto del tiro está en las piernas y ahí pudo residir una de las muchas claves del triunfo catalán. Más allá de consideraciones tácticas, al final hay que meterla y arribaron más frescos y anotaron con más fluidez y puntería que el Madrid, que ya en sus eliminatorias previas había dejado entrever que atrás no se manejaba como en los meses precedentes. Justísimo campeón. Muy grandes, tanto que en lo más alto del cajón sólo cabe uno. 

La “justicia poética” del resultado devolvió la sonrisa a Pascual, al que su currículum plagado de títulos debería servir como escudo frente a los ataques que de continuo ponen en tela de juicio su labor. Al alabado Laso ahora le ningunean desde la planta noble de Concha Espina. Alucino. Si algunas de las decisiones o lecturas de partido del vitoriano pueden ser cuestionables, ningún entrenador desde Lolo Sainz (y han pasado unos cuántos) ha dado tanto a una sección histórica que se ha visto relegada durante años. Los aficionados merengues han vuelto en masa al Palacio, se han triplicado el número de abonos y, sobre todo, se han identificado con su equipo y su manera de jugar. Vamos, que se lo han pasado bomba. Que el Madrid ha rescatado sus señas de identidad es una evidencia. Que la gente se ha plantado en Goya como el que va al Parque de Atracciones, salta a la vista. Eso, independientemente de los trofeos que se alcancen (que nadie te los garantiza) debería cobrar una importancia capital. De momento, parece que Pablo se salva de milagro de la quema. Allá los dirigentes y sus decisiones. Los que saben de esto en el club le han defendido a capa y espada. Que la tropa se le ha soliviantado, denle mando en plaza y se acaban los caprichos y las bromas. Por ahora, el Barsa, como casi siempre, parece cobrar ventaja de cara al año venidero: las contrataciones de Satoranski, Doellman y Pleiss suenan mejor que los refuerzos blancos, aunque el “Chapu” Noccioni dará un plus de intensidad que los blancos agradecerán. Veremos. 

Al final me he liado con una reflexión sobre el presente, pero lo que quería rememorar era la historia de la mayor sorpresa que ha dado la Liga en su historia, la del Manresa y el maravilloso Joan “Chichi” Creus. Ahí va. Démosle a la máquina del tiempo.

martes, 29 de enero de 2013

Una de Copas




Me encanta la Copa.

Todos los años estoy deseando que llegue febrero para escapar unos días de la vorágine laboral y sumergirme con mis amigos en un ambiente festivo de sano deporte.  Cada vez más adeptos se suman al plan y el que va por primera vez, repite. Vuelve fascinado con el espectáculo y con el espíritu de camaradería que se vive en torno al evento. Hemos tenido de todo, hasta uno que se apuntó pensando que venía a ver voleibol. Entre nosotros están representados la práctica totalidad de los equipos participantes. En mi primera comparecencia en Zaragoza, en uno de los partidos de semifinales se volvió uno de los espectadores y nos preguntó: pero vosotros ¿de qué equipo sois? Era difícil saberlo, pues cada uno animaba al suyo y aplaudía las buenas jugadas de todos. Para el que le guste el deporte de verdad, creo que no hay competición comparable.

Ya tenía ganas de volver a Vitoria. En las ciudades más recogidas -Vitoria, Málaga, Zaragoza- el aroma a baloncesto no escapa como en las grandes urbes. Se condensa y toda la localidad se empapa del evento. Pero Gasteiz se lleva la palma. En la actualidad, ningún otro sitio se identifica más con su equipo ni con su deporte. En cualquier bar, quiosco o comercio te hablan de basket y la gente se siente orgullosa de su club. Pasear o ir de pinchos (qué ricos) es un auténtico disfrute. La anterior edición alavesa glorificó al Joventud de Aíto y colocó en el camino del estrellato a Ricky Rubio y Rudy Fernández (32 puntos aquel día), con el mérito añadido de llevarse la final ante el Baskonia. Han pasado cinco años y volvemos al lugar de los hechos, a un pabellón remodelado, convertido en la envidia de Europa, y que será el teatro de los sueños de los equipos participantes y sus seguidores.

Como si se tratara de un clinic en el que se fuera a explicar un ejercicio en medio campo, el sorteo ha deparado un teórico lado fuerte, con los gallos de la competición, y un lado débil, con equipos con mucha hambre y ganas de algo sonado. Salvo sorpresa maña mayúscula, el domingo veremos a unos de los favoritos en la final. Pero ¿llegará tan tocado para entre tanta batalla perder la guerra? ¿Será el año de un tapado menos exigido en las eliminatorias? Veremos. En las próximas líneas me entretendré en explicar cómo llegan los equipos y recordaré alguna de las ediciones más exitosas de cada cual.