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viernes, 24 de diciembre de 2021

Los milagros de Navidad

 




¡Acojonante!

Anodado me hallo.

Para empezar, diré que no ví ninguno de los tres partidos y ando perplejo todavía por la hazaña blanca que he visionado al poco de levantarme. No doy crédito, aunque ayer vacilara un rato en chat de amigos poco antes del comienzo del encuentro: ¿A que gana el Madrid?, llegue a poner entre atrevido y alocado, con cierto pálpito.

viernes, 29 de enero de 2021

Fernando Martin, el gallo del corral

 


La duda ofende. Que Fernando Martín es uno de los mejores deportistas de nuestra historia no entra en cábalas. Por lo que fue y significó.

domingo, 25 de agosto de 2019

Paco Velasco, mi primer ídolo





Durante años su foto compartió pared de mi habitación en la sierra con algunas de las grandes estrellas del baloncesto mundial, Jordan, Magic, Sabonis, Drazen…
Su carrera profesional no tuvo la relevancia que su prometedor paso por las categorías inferiores auguraba. No me lo llegué a explicar y me fastidió, pero no por ello dejé de seguirle. Porque desde que le vi jugar en mi colegio Claret con el juvenil de San Viator y posteriormente en el Real Madrid siempre fue mi ídolo, mi primer ídolo. Y esto no se olvida.
Compartió cancha y vestuario con lo más granado de su época. Se estrenó en la primera Liga ACB que terminó como el rosario de la aurora, sufrió en sus carnes a los hermanos Petrovic en la histórica final de Atenas y cuando emigró de la Casa Blanca su salud limitó su desbordante talento y menguó su hambre y confianza.  
Sólo quité su foto cuando mi habitación (la nuestra, la de mi hermano David y la mía) pasó a ser la de mis sobrinos en verano y el paisaje cambió y desaparecieron mis héroes de la canasta. Me queda su formidable recuerdo, que hoy escarbo gracias a un cúmulo de casualidades. Así que éste es mi homenaje y ésta es su historia. La de Paco Velasco.


jueves, 1 de noviembre de 2018

La gran esperanza blanca






Era de largo el mejor jugador joven de Europa cuando le firmó el Madrid. Italiano, esbelto, esculpido, parecía salido de un anuncio de Armani. Pero también altivo, ególatra. O así lo había catalogado el viejo capitán con solo cinco minutos de rueda de prensa y un entrenamiento. No le había dado una hostia de milagro.

miércoles, 23 de mayo de 2018

Luyk, un tío con gancho


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“Hay un antes y un después de Clifford Luyk en el baloncesto español”. La frase hay que atribuírsela hace ya lustros a un rival y compañero, Juan Antonio Martínez Arroyo. Para calibrar su verdadera valía podríamos echar un vistazo a su curriculum (33 títulos), pero su importancia hay que alejarla de los fríos números. El Madrid y la selección después, crecieron al cobijo de su alargada sombra hasta arrimarse a la altura de los grandes, sin excusas, ni complejos. Armado para lo grueso, dotado para lo fino, su estilizada figura guardaba las piezas de un campeón. Respondía a la terca estirpe de jugador de ceño fruncido que cree que lo mejor de ganar es no perder, y así contagió su espíritu depredador a lo largo de década y media.
Socarrón, presume de ser el mejor jugador de mus nacido fuera de la Península Ibérica. Como las cartas sólo acierto a sostenerlas y no sé si será para tanto, indago en las páginas amarillentas del basket para cotejar qué hay de mito en las palabras de reconocimiento del fenomenal base de Estudiantes.

sábado, 14 de enero de 2017

Camarada Biriukov, el hombre que vino del frío



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José Alexandrovich Biriukov Aguirregabiria. Así de rotundo y de redondo. Suena a ruso muy ruso, y a vasco muy vasco. Igual hubiera tenido acomodo en un refinado personaje de un clásico de Tolstói que en un papelito en la celebrada película de Martínez Lázaro (aunque Karra Elejalde le hubiera echado a faltar cuatro de los ocho apellidos exigidos), pero no. Chechu Biriukov fue jugador de baloncesto, y de los muy buenos. 

Hijo de una “niña de Rusia”, se crió en el estricto régimen comunista soviético, enraizó en el Real de Corbalán, Martín y Lolo en la “movida” Madrid de los 80, compartió habitación con el “genio de Sibenik”, vivió un sueño céltico en el Open McDonald´s, lloró la muerte de un amigo (Fernando Martín), digirió descorazonado el fugaz paso de George Karl, se le indigestó el “Angolazo”, dio la bienvenida a un ser superior (Arvidas Sabonis) y de postre el título europeo con el maestro Obradovic. ¿Tiene o no tiene una historia el chico de Doña Clara? Pues a contarla. 

domingo, 22 de mayo de 2016

Raúl López y la lámpara maravillosa





La proclama de Charly Sainz se antoja el eslogan de una cerveza 0.0: “Sin lesiones y sin Pau Gasol, hubiera sido el mejor jugador de la historia del baloncesto español”. Las palabras de Sergio Scariolo suenan a declaración de amor de las de antes, a rendición en toda regla: “Han pasado 16 años desde que entrevisté a un niño de 19 para llevarlo a mi equipo, y sigo pensando lo mismo… que era el mejor”.

Hablamos del genio de la lámpara maravillosa, del faro que de inicio alumbró a una generación irrepetible, del base puro más completo y clarividente que haya dado nuestro basket. Hablamos de un alquimista de sueños, de exquisito caviar para los más exigentes paladares. Hablamos de talento puro, sin cortar. Hablamos de un perfume embriagador, mimético que durante casi dos décadas ha atraído por igual a entrenadores exigentes, compañeros hechizados y aficionados enamorados. Oro molido a granel. Hablamos de Raúl López. Pidan tres deseos, cierren los ojos y hablemos pues. 

jueves, 31 de marzo de 2016

Chapu Nocioni, corazón de león



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Finales de septiembre de 2014. Supercopa de Vitoria. El Madrid se alza con el primer título de la temporada frente al Barsa. La periodista de TVE pide paso a pié de pista. “Enhorabuena, venir al Madrid y ganar”. “Contento, pero yo he venido para ganar la Euroliga” (primera declaración de intenciones sin tapujos). “Mi rol en este equipo es diferente. El que se tiene que adaptar soy yo”, continua con modestia. Las palabras no suenan huecas, las pronuncia un campeón olímpico, un subcampeón mundial con larga andadura en la NBA. 

No se esconde, no da un paso atrás, jamás duda, identifica el objetivo. Auténtico, descarnado, frontal. “Valía la pena discutir con él, aunque sólo fuera por los abrazos del oso que luego te daba” (Sanchón, uno de sus anclas en Gasteiz).

Si le ponen una falda a cuadros y un hacha da en papel protagonista de Braveheart. Si le colocan en medio de la selva y ruge, acojona a un león. Ningún Papa le encargaría pintar la Capilla Sixtina, pero todos le llamarían para la defensa del Estado Pontificio. Es un mito en su país, un Dios en Vitoria, un icono en Madrid. Es, el “Chapu” Nocioni, sin conservantes ni colorantes. Irremplazable. 

lunes, 6 de julio de 2015

Elmer Bennett, un americano con txapela

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“No me cambiaría por un jugador de la NBA. Me gusta la vida en España, mis dos hijos han nacido en Vitoria y este tipo de baloncesto me va más. Allí todo es más individual”. Al “hereje” que se manifestaba de esta guisa, le costó 5 años de sinsabores y probaturas darse cuenta de que su sitio (incomprensiblemente) no se encontraba entre los profesionales USA. “En la NBA hay 20 jugadores de un nivel altísimo, el resto son iguales. Todo depende de si tienes suerte y encuentras un lugar adecuado”, remarcaba. El lustro sólo le había dado para 21 partidos con 4 zamarras diferentes (Cleveland, Phildelphia, Houston y Denver) de la mejor competición mundial hasta que dio el salto a la vieja Europa. 

El siempre atento Alfredo Salazar había reparado en el base rápido, cerebral y anotador que había llevado (junto a dos históricos ACB, Rod Mason y Shelton Jones) a los Olkahoma City Cavalry hasta el campeonato CBA la temporada 96-97. A la que pudo, siguió los consejos de Mason “además de gran jugador, es buena persona. Imposible que os dé problemas” para traerlo a Vitoria, en una maniobra que cambiaría el devenir de la franquicia de la capital vasca. En unos días a Elmer Bennett pasarían a nombrarlo “Benito”, en unos meses la Plaza de la Virgen Blanca se acostumbraría al bullicio feliz de sus gentes, que de continuo la poblaban para celebrar orgullosos los triunfos y títulos de uno de los emblemas de la ciudad, su Baskonia. 

La estancia en Gasteiz se prolongó 6 maravillosos años. Después emigró al Madrid, en una tormentosa época para el Real, impartió magisterio en la emergente Penya y salvó de los infiernos al Caja San Fernando a orillas del Guadalquivir. 11 temporadas de uno de los mejores y más rentables americanos que han pasado por aquí, de los que de verdad dejaron poso. Nunca una lesión en el cuello (lo que le descartó aquel verano para el Olympiakos) nos resultó tan sana. 

domingo, 15 de marzo de 2015

Aquel Open McDonald´s de los Celtics


Hace más de un cuarto de siglo el que pensara que un españolito pudiera jugar con asiduidad en la NBA, no estaba en sus cabales. A un madrileño con los arrestos del caballo de Espartero, de nombre y apellido comunes, Fernando Martín, se le tomó por iluso, atrevido y quijotesco cuando cogió su petate y se echó al monte para conquistar las Américas. Incluso desde alguna esquina malintencionada le tildaban de antipatriota, pues su enlace con los “profesionales” suponía su ruptura con la selección nacional. Vivir para ver, pero es lo te descubre remover el trasero de las hemerotecas. ¡Olé tus narices Fernando!

Cuando esto escribo, no ha pasado un mes y todavía nos estamos frotando los ojos. Dos chicos altos, muy altos, de este lado del Atlántico, hermanos para más señas, han hecho el salto inicial del partido del Fin de Semana de las Estrellas. Los Gasol no son mediáticos, no son los que más camisetas facturan, ni los que más mates realizan, pero son tan, tan buenos, que Pau recibió casi un millón de votos de los aficionados en el Este, sólo por detrás de Lebron James, y Marc obtuvo casi 800 mil sufragios (quinto de su conferencia, comandada por el crack Stephen Curry), para formar parte de los quintetos de partida del All Star. Su mérito, simple y llanamente, jugar de maravilla al baloncesto. Alucinante. Chapeau. 

Bueno, que me pierdo. Mucho tiempo antes de que algún político lo pregonara al viento, surgieron los primeros brotes verdes en nuestro país. Mucho tiempo antes de que alguna marca de bebidas alcohólicas lo usara como eslogan, unos cuantos locos del balón naranja asentados en la Península Ibérica ya pensaron en verde. Sí, el martes 18 de octubre de 1988 tomaban tierra en el aeropuerto de Barajas los míticos Boston Celtics para disputar la segunda edición del Open McDonald´s. Supuso la catarsis y el definitivo lanzamiento del universo NBA en España. 

domingo, 14 de diciembre de 2014

Carlos García Ribas, Pasión por el Baloncesto

Con toda seguridad al ciudadano medio que hoy bandea la crisis no le diga nada el nombre. Al aficionado al baloncesto de nuestros días igual le suena de algo, pero habría de peinar ya canas y llevar inoculado el veneno del basket desde siempre para conocerlo. Y sin embargo, Carlos apuntaba alto en la cantera del Real Madrid, fue testigo directo desde el banquillo del alunizaje céltico en Madrid, se comió el marrón del final de la “Liga de Petrovic” y abanderó todos los equipos de EBA y Primera División en lo que participó. Nadie le ganó a una cosa: su pasión por el baloncesto. En los tiempos del “Basket Lover” no busquen más, no hubo mayor amante del deporte de la canasta. Es imposible. Y tiene una historia que merece ser contada. Pasen y lean.


martes, 10 de junio de 2014

El caballero Mirza Delibasic



En ocasiones no hace falta ser el que más puntos mete o el que más rebotes atrapa para marcar diferencias, ni siquiera ser nominado mejor jugador para permanecer durante años en el imaginario de la gente. Muchos extranjeros han vestido la casaca blanca del Real Madrid (Petrovic y Sabonis fueron en mi opinión los más estelares), pero ninguno (no consideremos a Brabender y a Luyk que son tan nuestros como la siesta o el aperitivo) dejó la impronta y el recuerdo de un enjuto jugador bosnio de principios de los 80. En sólo dos años se ganó el corazón y el reconocimiento de un vestuario de alcurnia y la más profunda admiración de un público abducido por un tiro de postal y unos pases oníricos.

Lunes de Semana Santa de 2014. Aprovecho la mañana y me acerco a la Biblioteca deL ESPACIO 2014 FEB para preparar nuevos relatos. Entra una persona conocida, charla un rato con Carlos, me saluda y me pregunta cortésmente qué estoy haciendo. Se lo explico, me alegra que conozca el blog y me dice que muy bien, que a seguir y se marcha. Al rato regresa requiriendo a Carlos que ha salido, así que me suelta:

- ¿En qué estás ahora?
- Con varios temas a la vez, pero estoy recabando información para hacer uno de un amigo tuyo que me apetece mucho - respondo con timidez. 
- ¿Amigo mío? - prosigue picado por la curiosidad. 
- Sí, Mirza Delibasic.

Abre los ojos como platos, resopla y deposita su enorme humanidad en una silla que se acerca.

- ¡Uff! La polla, la polla. Mirza era la polla, vocifera emocionado. Fue un antes y un después. He jugado con muchos, pero sólo pongo a Sabonis a su nivel. Y como tío era extraordinario

Ya pierdo la vergüenza y le pido al baloncestista español más grande que ha jugado en el Madrid (y hasta ahí puedo leer) que me cuente alguna cosa del monstruo. ¿Alguna? No paró, enlazaba anécdotas entre divertido y nostálgico. A la hora, ya me dijo:

- Macho, me voy que te estoy interrumpiendo y no te dejo que sigas con lo tuyo


Me despedí agradecido por la charla. Dimos vueltas alrededor del baloncesto de antes y el actual y, sin arreglar el mundo, pasamos un rato cojonudo. 

Me doy un capricho y rescato la historia de uno de mis ídolos (y el de muchos) de adolescencia, la de uno de los jugadores más distinguidos que haya dado nunca el continente europeo. ¿Se puede ser el más añorado habiendo ganado únicamente una Liga y un Mundial de Clubs en un equipo del bagaje del Madrid? Sí. Si te llamas Mirza Delibasic.

sábado, 24 de mayo de 2014

El viaje de los Telerín




Este año los Telerín no se van de vacaciones. La pasta no les llega. En septiembre lo hablaron: “O seguimos al equipo hasta donde llegue o vamos a la playa, pero todo no puede ser”. Y hubo quórum. Puestos a elegir ganó el baloncesto 4 a 0.


domingo, 10 de noviembre de 2013

El maestro Ignacio Pinedo


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El protagonista de hoy es toda una referencia de nuestro universo baloncestístico pero, como argüía Javier Limón sobre los Beatles en su maravilloso programa musical “Un lugar llamado mundo”, no por el tiempo transcurrido sino por el que todavía le queda y por el poso dejado que trasciende generaciones. 

En la actualidad, contagia alegría el Madrid de Pablo Laso al amparo de un modelo tradicional: defensa, contragolpe y sencillez en ataque. El patrón, tan académico como romántico, lo creo heredero del estilo que hace décadas preconizó Ignacio Pinedo. No garantiza títulos (ninguna patente los certifica), pero sí llena las canchas, enamora a los aficionados y atrae a los indecisos. Hoy abordo la figura de Pinedo, que junto a Eduardo Kucharski, Pedro Ferrándiz y Antonio Díaz Miguel marcaron, entre otros muchos, el devenir del deporte de la canasta en sus primeros 50 años de existencia en España. No fue un revolucionario en cuestiones tácticas, no ideó ningún sistema ciertamente novedoso. Su éxito se cimentó en el conocimiento y motivación de los jugadores, en la hábil gestión de grupos y en su formidable dirección de equipos. Vamos lo que ahora viene a ser el tan traído “coaching”. Pinedo nunca estuvo tan de moda como en los tiempos modernos, que diría Chaplin. Siempre fue un adelantado. 

martes, 29 de enero de 2013

Una de Copas




Me encanta la Copa.

Todos los años estoy deseando que llegue febrero para escapar unos días de la vorágine laboral y sumergirme con mis amigos en un ambiente festivo de sano deporte.  Cada vez más adeptos se suman al plan y el que va por primera vez, repite. Vuelve fascinado con el espectáculo y con el espíritu de camaradería que se vive en torno al evento. Hemos tenido de todo, hasta uno que se apuntó pensando que venía a ver voleibol. Entre nosotros están representados la práctica totalidad de los equipos participantes. En mi primera comparecencia en Zaragoza, en uno de los partidos de semifinales se volvió uno de los espectadores y nos preguntó: pero vosotros ¿de qué equipo sois? Era difícil saberlo, pues cada uno animaba al suyo y aplaudía las buenas jugadas de todos. Para el que le guste el deporte de verdad, creo que no hay competición comparable.

Ya tenía ganas de volver a Vitoria. En las ciudades más recogidas -Vitoria, Málaga, Zaragoza- el aroma a baloncesto no escapa como en las grandes urbes. Se condensa y toda la localidad se empapa del evento. Pero Gasteiz se lleva la palma. En la actualidad, ningún otro sitio se identifica más con su equipo ni con su deporte. En cualquier bar, quiosco o comercio te hablan de basket y la gente se siente orgullosa de su club. Pasear o ir de pinchos (qué ricos) es un auténtico disfrute. La anterior edición alavesa glorificó al Joventud de Aíto y colocó en el camino del estrellato a Ricky Rubio y Rudy Fernández (32 puntos aquel día), con el mérito añadido de llevarse la final ante el Baskonia. Han pasado cinco años y volvemos al lugar de los hechos, a un pabellón remodelado, convertido en la envidia de Europa, y que será el teatro de los sueños de los equipos participantes y sus seguidores.

Como si se tratara de un clinic en el que se fuera a explicar un ejercicio en medio campo, el sorteo ha deparado un teórico lado fuerte, con los gallos de la competición, y un lado débil, con equipos con mucha hambre y ganas de algo sonado. Salvo sorpresa maña mayúscula, el domingo veremos a unos de los favoritos en la final. Pero ¿llegará tan tocado para entre tanta batalla perder la guerra? ¿Será el año de un tapado menos exigido en las eliminatorias? Veremos. En las próximas líneas me entretendré en explicar cómo llegan los equipos y recordaré alguna de las ediciones más exitosas de cada cual. 

sábado, 1 de diciembre de 2012

Los Globetrotters vienen de ... Canarias



Se viene a pensar que los Globetrotters vienen de Estados Unidos, son altos y negros. Nada, no se lo crean, no es cierto. Se mueven en guagua. Son blancos, delgados, hablan de usted, brotaron en las Islas Afortunadas y son dos, uno canarión y otro chicharrero. Uno  es del “Cuéntame”, vivió la época Yeyé y la Movida, el otro deslumbra en el siglo XXI, en la era de las redes sociales. Simpáticos, extrovertidos, de sonrisa permanente.  Jugones, la delicia de la grada, la taquicardia de los entrenadores.  Equilibristas en el alambre. Prestidigitadores de ensueño. Magos de alta escuela. Capaces de no dar una a derechas y despertar un signo de admiración con un pase que vale la entrada. Son dos genios. Esta es la historia de Carmelo Cabrera y Sergio “el Chacho” Rodríguez.

Si se quiere esta película tiene dos versiones, la original, Chicago años 20, interpretada por un grupo de negros que en sus inicios amenizaban los descansos de una conocida sala de baile, y la doblada al castellano por dos actores de primerísima línea, dos magos de la escena, que ha llegado hasta la actualidad.


viernes, 3 de agosto de 2012

Coach Obradovic, el coleccionista




El tiempo da y quita razones y veinte años es plazo más que suficiente para analizar la trayectoria de un profesional. La historia de Zeljko Obradovic da mucho de sí, tanto como el guión de una buena película en Hollywood. Tiene éxito, muchas horas de trabajo y una pizca de suerte.

Transcurridas dos décadas la opinión generalizada le sitúa como el mejor entrenador del baloncesto europeo actual, pero tirando de hemeroteca el serbio podría echarse unas risas con las críticas que sobre su trabajo se han vertido.

Como de todo hay, trataré de ser lo más riguroso posible con los hechos e ir dando una visión subjetiva (lo más objetiva posible) del personaje.