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sábado, 14 de enero de 2017

Camarada Biriukov, el hombre que vino del frío



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José Alexandrovich Biriukov Aguirregabiria. Así de rotundo y de redondo. Suena a ruso muy ruso, y a vasco muy vasco. Igual hubiera tenido acomodo en un refinado personaje de un clásico de Tolstói que en un papelito en la celebrada película de Martínez Lázaro (aunque Karra Elejalde le hubiera echado a faltar cuatro de los ocho apellidos exigidos), pero no. Chechu Biriukov fue jugador de baloncesto, y de los muy buenos. 

Hijo de una “niña de Rusia”, se crió en el estricto régimen comunista soviético, enraizó en el Real de Corbalán, Martín y Lolo en la “movida” Madrid de los 80, compartió habitación con el “genio de Sibenik”, vivió un sueño céltico en el Open McDonald´s, lloró la muerte de un amigo (Fernando Martín), digirió descorazonado el fugaz paso de George Karl, se le indigestó el “Angolazo”, dio la bienvenida a un ser superior (Arvidas Sabonis) y de postre el título europeo con el maestro Obradovic. ¿Tiene o no tiene una historia el chico de Doña Clara? Pues a contarla. 

domingo, 23 de agosto de 2015

Toni Kukoc, El Mago de Split



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Iba para extremo izquierda del Hadjuk Split a las órdenes de Sergio Kresic, apuntaba a grande del tenis de mesa (derrotó al futuro campeón Zoran Primorac), hasta que le echó el ojo Igor Karkovic (entrenador de los cadetes de la Jugoplastika). Alto, altísimo. Delgado, delgadísimo. De chaval sus amigos le apodaban Olive (como a la novia de Popeye). Un junco que parecía vencerse al menor contacto con el viento. Pero tenía dos virtudes que le hicieron único: era muy inteligente y extremadamente coordinado. 

Era Toni Kukoc y nadie con su altura ha dejado tal muestrario de tesoros desde el puesto de alero en Europa. Era Toni Kukoc, el jugador de baloncesto con mejor curriculum vitae de la historia del Viejo Continente. 

Si Petrovic recogió el testigo de Kikanovic, Kukoc lo retomó de Delibasic. Dos formas opuestas de entender, jugar y celebrar el baloncesto para llegar a un mismo fin: la victoria. La tiranía individual anotadora, el espíritu endemoniado frente a un concepto más plural, participativo y democrático, a la belleza absoluta, a la gracia angelical. 

“A veces detenía el entreno, sólo para pensar en lo que Toni había hecho” (Boza Malkjovic). Es Toni Kukoc, una obra de arte, una expresión renacentista en mitad de una pista de baloncesto con un credo que le hizo universal: “Una canasta hace feliz a uno, una asistencia a dos”. 


domingo, 15 de marzo de 2015

Aquel Open McDonald´s de los Celtics


Hace más de un cuarto de siglo el que pensara que un españolito pudiera jugar con asiduidad en la NBA, no estaba en sus cabales. A un madrileño con los arrestos del caballo de Espartero, de nombre y apellido comunes, Fernando Martín, se le tomó por iluso, atrevido y quijotesco cuando cogió su petate y se echó al monte para conquistar las Américas. Incluso desde alguna esquina malintencionada le tildaban de antipatriota, pues su enlace con los “profesionales” suponía su ruptura con la selección nacional. Vivir para ver, pero es lo te descubre remover el trasero de las hemerotecas. ¡Olé tus narices Fernando!

Cuando esto escribo, no ha pasado un mes y todavía nos estamos frotando los ojos. Dos chicos altos, muy altos, de este lado del Atlántico, hermanos para más señas, han hecho el salto inicial del partido del Fin de Semana de las Estrellas. Los Gasol no son mediáticos, no son los que más camisetas facturan, ni los que más mates realizan, pero son tan, tan buenos, que Pau recibió casi un millón de votos de los aficionados en el Este, sólo por detrás de Lebron James, y Marc obtuvo casi 800 mil sufragios (quinto de su conferencia, comandada por el crack Stephen Curry), para formar parte de los quintetos de partida del All Star. Su mérito, simple y llanamente, jugar de maravilla al baloncesto. Alucinante. Chapeau. 

Bueno, que me pierdo. Mucho tiempo antes de que algún político lo pregonara al viento, surgieron los primeros brotes verdes en nuestro país. Mucho tiempo antes de que alguna marca de bebidas alcohólicas lo usara como eslogan, unos cuantos locos del balón naranja asentados en la Península Ibérica ya pensaron en verde. Sí, el martes 18 de octubre de 1988 tomaban tierra en el aeropuerto de Barajas los míticos Boston Celtics para disputar la segunda edición del Open McDonald´s. Supuso la catarsis y el definitivo lanzamiento del universo NBA en España. 

lunes, 9 de abril de 2012

Los Balcanes y El Negro (la antigua Yugoslavia)


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La guerra
Desde tiempos inmemoriales el sureste de Europa ha sido escenario permanente de conflictos. El crisol de etnias, culturas y religiones ha mezclado mal, muy mal.
La Primera Guerra de los Balcanes, que tuvo lugar en 1912 y 1913, entre la Liga Balcánica (Serbia, Bulgaria, Montenegro y Grecia) y el Imperio Otomano, culminó con la derrota turca y derivó en la Segunda por las desavenencias de los vencedores. Serbia, y posteriormente Montenegro, Rumania y el Imperio Otomano, declararon la guerra a Bulgaria que finalmente claudicó. Los tratados de paz sucesivos rebajaron el peso geográfico y económico de turcos y búlgaros en el área y consolidaron un estado Serbio más poderoso, aumentando los recelos del vecino Imperio Austro-húngaro. El asesinato en Sarajevo del heredero al trono, el Archiduque Francisco Fernando de Austria, dio lugar al inicio de la Primera Guerra Mundial.
Durante la Segunda Guerra Mundial las fuerzas del Eje otorgaron el mando de la zona a una organización fascista croata, la Ustade, a la que combatió y venció la  milicia serbia Chetnik. Se formó la República Federal Socialista de Yugoslavia con seis repúblicas regionales (Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Macedonia, Montenegro y Serbia) y dos provincias autónomas (Kosovo y Metohija y Vojvodina) bajo el mando del General Tito y la atenta mirada de Rusia.
La caída del Muro de Berlín en noviembre de  1989 supuso el final de la Guerra Fría y el desmoronamiento de los distintos regímenes comunistas en Europa del Este.
Los deseos de secesión de las dos regiones más prósperas del norte de Yugoslavia, Eslovenia y Croacia, chocaron frontalmente con las pretensiones centralistas de la Serbia de Milosevic. El advenimiento  de la guerra era un hecho.
El corazón del país se agrietó en cuatro frentes principales: Eslovenia con la Guerra de los Diez Días (26 de junio a 6 de julio de 1991); Croacia, desde el 31 de marzo de 1991, y Bosnia, desde el  6 de abril de 1992, en ambos casos hasta los Acuerdos de Dayton del 14 de diciembre de 1995; y Kosovo, desde enero de 1998 hasta junio de 1999.
En su conjunto el conflicto fue el más sangriento ocurrido en el Viejo Continente desde la Segunda Guerra Mundial. Entre 130.000 y 200.000 muertos y millones de personas desplazadas de sus hogares. Genocidios, crímenes de guerra, barbarie. En los albores del siglo XXI, en una sociedad que se autodenomina desarrollada, es incomprensible e imperdonable.