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domingo, 25 de agosto de 2019

Paco Velasco, mi primer ídolo





Durante años su foto compartió pared de mi habitación en la sierra con algunas de las grandes estrellas del baloncesto mundial, Jordan, Magic, Sabonis, Drazen…
Su carrera profesional no tuvo la relevancia que su prometedor paso por las categorías inferiores auguraba. No me lo llegué a explicar y me fastidió, pero no por ello dejé de seguirle. Porque desde que le vi jugar en mi colegio Claret con el juvenil de San Viator y posteriormente en el Real Madrid siempre fue mi ídolo, mi primer ídolo. Y esto no se olvida.
Compartió cancha y vestuario con lo más granado de su época. Se estrenó en la primera Liga ACB que terminó como el rosario de la aurora, sufrió en sus carnes a los hermanos Petrovic en la histórica final de Atenas y cuando emigró de la Casa Blanca su salud limitó su desbordante talento y menguó su hambre y confianza.  
Sólo quité su foto cuando mi habitación (la nuestra, la de mi hermano David y la mía) pasó a ser la de mis sobrinos en verano y el paisaje cambió y desaparecieron mis héroes de la canasta. Me queda su formidable recuerdo, que hoy escarbo gracias a un cúmulo de casualidades. Así que éste es mi homenaje y ésta es su historia. La de Paco Velasco.


miércoles, 23 de mayo de 2018

Luyk, un tío con gancho


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“Hay un antes y un después de Clifford Luyk en el baloncesto español”. La frase hay que atribuírsela hace ya lustros a un rival y compañero, Juan Antonio Martínez Arroyo. Para calibrar su verdadera valía podríamos echar un vistazo a su curriculum (33 títulos), pero su importancia hay que alejarla de los fríos números. El Madrid y la selección después, crecieron al cobijo de su alargada sombra hasta arrimarse a la altura de los grandes, sin excusas, ni complejos. Armado para lo grueso, dotado para lo fino, su estilizada figura guardaba las piezas de un campeón. Respondía a la terca estirpe de jugador de ceño fruncido que cree que lo mejor de ganar es no perder, y así contagió su espíritu depredador a lo largo de década y media.
Socarrón, presume de ser el mejor jugador de mus nacido fuera de la Península Ibérica. Como las cartas sólo acierto a sostenerlas y no sé si será para tanto, indago en las páginas amarillentas del basket para cotejar qué hay de mito en las palabras de reconocimiento del fenomenal base de Estudiantes.