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viernes, 24 de diciembre de 2021

Los milagros de Navidad

 




¡Acojonante!

Anodado me hallo.

Para empezar, diré que no ví ninguno de los tres partidos y ando perplejo todavía por la hazaña blanca que he visionado al poco de levantarme. No doy crédito, aunque ayer vacilara un rato en chat de amigos poco antes del comienzo del encuentro: ¿A que gana el Madrid?, llegue a poner entre atrevido y alocado, con cierto pálpito.

sábado, 29 de julio de 2017

Navarro, no te vayas al teatro


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Un mal día, más pronto que tarde, recogerá los bártulos de su taquilla y se marchará de puntillas. No se irá al teatro, a donde tantos le han mandado estos años. Emigrará a su casa para siempre. Por el camino habrá hecho millonario a un porrón de protésicos de cadera, habrá dejado una legión de canosos entrenadores con los cables pelaos, una cohorte de incondicionales extasiados, un tropel de hinchas rivales que hubieran dado su abono de temporada por tenerlo en sus filas para los playoffs y un arsenal de jugadas inolvidables. 

Juan Carlos Navarro es un carasucia, que diría el eterno Eduardo Galeano, un jugador de dibujos animados como le adjetivaría Valdano, un hacedor de sueños imposibles, un “mentiroso” impenitente (lo que su enjuto cuerpo apunta, lo desmiente su inmenso talento). Una fuente de inspiración para los niños, un embriagador chute de adrenalina para los mayores. 

¿De quién coño es el once/o el siete? se habrá oído gritar cientos de veces a un histérico entrenador contrario. ¿Pero dónde vas? habrá comenzado a murmurar otras tantas el desobedecido técnico propio para culminar con el consabido “bien tirado” entre las sonrisas cómplices de los compañeros del banquillo. Sí, porque Navarro siempre estuvo fuera de carta, en las recomendaciones de los más reputados chefs que le dieron licencia para tirar, para jugar a su libre albedrío, sin argollas. Los que recelaron de su esfuerzo diario, se plegaron ante sus desmesuradas prestaciones los días de partido. Siempre anidó en él un juego aparentemente sencillo, hasta infantil, salido de una inspiración inagotable: su talento aparecía como el hipo, de repente, natural, incontenible. Lo fácil para Juanqui era de play station para el resto. Atropelló cánones clásicos con jugadas al borde del precipicio. Desmontó las más sudorosas estrategias defensivas. Nunca dio un paso atrás, ni siquiera a un lado, su estilo saludable, irreverente e innegociable le llevó a lo más alto desde donde nunca bajó. En su físico liviano, casi desarmado, aúna la cintura de un maestro de esgrima, el arranque de un velocista y el tino de un orfebre. Se ha servido de los trucos del tahúr en las timbas para reinar sobre los escenarios de la estatura y el músculo. De motorcito ligero, sus críticos le tachan de sobreactuante y de huir del andamiaje. Podría sacarlos la lengua, pero no lo ha hecho. Su ajuar de movimientos es un virus para el scouting en la era del 2.0.

En un lustro la RAE mantendrá una reunión de urgencia para redefinir el término talento y añadirán un sinónimo: Navarro. 

Esta es la historia de un crack absoluto. Lo siento, pero si alguna vez, por no portar sus colores, le ha pitado, es que no le gusta el baloncesto. Si además el silbido es azulgrana, el emisor es muy poco culé o tiene la memoria de una rana. Por Dios, con artistas de este calado uno ha de volverse daltónico y huir de fobias y militancias. 

Navarro es indiscutible for ever.

sábado, 29 de octubre de 2016

Saras Jasikevicius, fuego báltico




Ganó 9 Ligas en 5 países diferentes, 4 Copas de Europa en 3 clubs distintos (caso único), un oro continental y un bronce olímpico con su selección, dos años en la NBA… y el dato definitivo: se casó con Miss Universo. Con algunos, a Dios se le fue la mano con el barro… ¿A quién no le gustaría reencarnarse en Sarunas Jasikevicus?

En Europa es un mito, una figura; en USA un simple mortal, un figurante. Aquí le veneramos con sus defectos, allí se los echaron en cara, le estigmatizaron y redujeron al papel de un mero tirador, como tantos otros. Pesadilla de aficionados y defensas rivales. Azote para los árbitros. Estandarte allá donde paró. Nunca dejaba frío. Fuego báltico en un país helador. Si Lituania siempre tuvo un rey (Arvidas Sabonis, el mayor talento que ha parido la Vieja Europa), dos príncipes le flanquearon Sarunas Marciulionis (que triunfó de pleno en la NBA) y Sarunas Jasikevicius (que acotó su dominio al Continente). En éste nos pararemos. 

jueves, 28 de agosto de 2014

Joan Creus y el milagro de Manresa


Concluyó el curso en junio con la final entre los grandes y se repartieron las notas. Al Madrid se le hizo bola la temporada. Hasta marzo, paseó su juego atractivo y desenfadado por Europa y colmó de “highlights” a sus seguidores. Aparecieron las lesiones y desde arriba se racaneó: no puso ni tiritas con interinos y los jugadores de peso llegaron con el depósito justo al desenlace de la obra. Del varapalo macabeo en Milán no llegó a restablecerse. El Barsa en cambio, tras la bofetada continental, tomó cierto aire y distancia. Marcelhino salvó el culo a Pascual (dando la razón a los que consideran las rotaciones un cuento chino) en Valencia y Navarro (qué crack, Juan Carlos devolvió la pala a los que ya le estaban enterrando) y Tomic (el mayor talento interior que pulula por Europa) tiraron de galones. El Barsa demostró y se demostró que podía con los blancos en una batalla de igual a igual, aparcando el sopor que, en ocasiones, prensa y afición le echaban en cara. A su solidez defensiva y fortaleza en la pintura añadió alegría, desparpajo y un excelso acierto exterior. El “matraco” Margall siempre ha considerado que el secreto del tiro está en las piernas y ahí pudo residir una de las muchas claves del triunfo catalán. Más allá de consideraciones tácticas, al final hay que meterla y arribaron más frescos y anotaron con más fluidez y puntería que el Madrid, que ya en sus eliminatorias previas había dejado entrever que atrás no se manejaba como en los meses precedentes. Justísimo campeón. Muy grandes, tanto que en lo más alto del cajón sólo cabe uno. 

La “justicia poética” del resultado devolvió la sonrisa a Pascual, al que su currículum plagado de títulos debería servir como escudo frente a los ataques que de continuo ponen en tela de juicio su labor. Al alabado Laso ahora le ningunean desde la planta noble de Concha Espina. Alucino. Si algunas de las decisiones o lecturas de partido del vitoriano pueden ser cuestionables, ningún entrenador desde Lolo Sainz (y han pasado unos cuántos) ha dado tanto a una sección histórica que se ha visto relegada durante años. Los aficionados merengues han vuelto en masa al Palacio, se han triplicado el número de abonos y, sobre todo, se han identificado con su equipo y su manera de jugar. Vamos, que se lo han pasado bomba. Que el Madrid ha rescatado sus señas de identidad es una evidencia. Que la gente se ha plantado en Goya como el que va al Parque de Atracciones, salta a la vista. Eso, independientemente de los trofeos que se alcancen (que nadie te los garantiza) debería cobrar una importancia capital. De momento, parece que Pablo se salva de milagro de la quema. Allá los dirigentes y sus decisiones. Los que saben de esto en el club le han defendido a capa y espada. Que la tropa se le ha soliviantado, denle mando en plaza y se acaban los caprichos y las bromas. Por ahora, el Barsa, como casi siempre, parece cobrar ventaja de cara al año venidero: las contrataciones de Satoranski, Doellman y Pleiss suenan mejor que los refuerzos blancos, aunque el “Chapu” Noccioni dará un plus de intensidad que los blancos agradecerán. Veremos. 

Al final me he liado con una reflexión sobre el presente, pero lo que quería rememorar era la historia de la mayor sorpresa que ha dado la Liga en su historia, la del Manresa y el maravilloso Joan “Chichi” Creus. Ahí va. Démosle a la máquina del tiempo.

domingo, 9 de marzo de 2014

Chicho y Epi ¡vaya dúo!


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Reza la leyenda que al gran Lolo Sainz le aparecieron las primeras canas con los quebraderos de cabeza que le dieron la pareja de marras. Esta es la historia de éxito de dos jugadores complementarios, de dos personalidades contrapuestas que convergieron en un tiempo y un lugar para cambiar la historia de nuestro deporte. Es el testimonio de que el camino hacia la élite está abierto al talento y al sacrificio diario. Iniciamos el viaje mediático al boom del basket español de los 80 de la mano (qué mano) de dos personajes fundamentales que cambiaron tendencia, que tiñeron de azulgrana un cuadro hasta entonces blanco inmaculado. Viajaron por las mejores autovías del mundo; uno pagaba a diario el peaje a toca teja a través de un esfuerzo ímprobo, el otro tenía el crédito de su ingente destreza. Uno se hizo, el otro nació jugador de baloncesto.

martes, 29 de enero de 2013

Una de Copas




Me encanta la Copa.

Todos los años estoy deseando que llegue febrero para escapar unos días de la vorágine laboral y sumergirme con mis amigos en un ambiente festivo de sano deporte.  Cada vez más adeptos se suman al plan y el que va por primera vez, repite. Vuelve fascinado con el espectáculo y con el espíritu de camaradería que se vive en torno al evento. Hemos tenido de todo, hasta uno que se apuntó pensando que venía a ver voleibol. Entre nosotros están representados la práctica totalidad de los equipos participantes. En mi primera comparecencia en Zaragoza, en uno de los partidos de semifinales se volvió uno de los espectadores y nos preguntó: pero vosotros ¿de qué equipo sois? Era difícil saberlo, pues cada uno animaba al suyo y aplaudía las buenas jugadas de todos. Para el que le guste el deporte de verdad, creo que no hay competición comparable.

Ya tenía ganas de volver a Vitoria. En las ciudades más recogidas -Vitoria, Málaga, Zaragoza- el aroma a baloncesto no escapa como en las grandes urbes. Se condensa y toda la localidad se empapa del evento. Pero Gasteiz se lleva la palma. En la actualidad, ningún otro sitio se identifica más con su equipo ni con su deporte. En cualquier bar, quiosco o comercio te hablan de basket y la gente se siente orgullosa de su club. Pasear o ir de pinchos (qué ricos) es un auténtico disfrute. La anterior edición alavesa glorificó al Joventud de Aíto y colocó en el camino del estrellato a Ricky Rubio y Rudy Fernández (32 puntos aquel día), con el mérito añadido de llevarse la final ante el Baskonia. Han pasado cinco años y volvemos al lugar de los hechos, a un pabellón remodelado, convertido en la envidia de Europa, y que será el teatro de los sueños de los equipos participantes y sus seguidores.

Como si se tratara de un clinic en el que se fuera a explicar un ejercicio en medio campo, el sorteo ha deparado un teórico lado fuerte, con los gallos de la competición, y un lado débil, con equipos con mucha hambre y ganas de algo sonado. Salvo sorpresa maña mayúscula, el domingo veremos a unos de los favoritos en la final. Pero ¿llegará tan tocado para entre tanta batalla perder la guerra? ¿Será el año de un tapado menos exigido en las eliminatorias? Veremos. En las próximas líneas me entretendré en explicar cómo llegan los equipos y recordaré alguna de las ediciones más exitosas de cada cual. 

viernes, 26 de octubre de 2012

La vuelta de Don Alejandro




Otro a sus años (aunque no lo crean va a cumplir 66 tacos) y con su pasta estaría disfrutando de un cómodo retiro, viendo los toros desde la barrera, pero al señor García Reneses le va la marcha, tiene la droga del basket metida en el cuerpo y ha retornado a las canchas a orilla del Guadalquivir, tras un maquiavélico fichaje, con la salida en verano de Joan Plaza hacia Kaunas y el presumible ascenso de su segundo, el muy válido Diego Ocampo. Al final, o quizá calladamente desde el principio, la junta directiva sevillana decidió que el madrileño ocupara el banquillo cajista este año. Vuelven los caramelos de miel y limón a la ACB.
                                                           
Así  que como estamos de enhorabuena repasaré la trayectoria del que sin duda ha sido el mejor y más innovador entrenador español de baloncesto los últimos treinta años. Sí, antes de que lo diga nadie, ya sé que no ha ganado la Copa de Europa, pero es el más laureado (con el permiso de Lolo Sainz) de los técnicos españoles de la época, a unos cuantos cuerpos del resto.